El radón en la salud de tu hogar

El radón en la Salud de tu Hogar

La incidencia de las concentraciones de radón en el interior de las edificaciones puede ser el origen de que sus ocupantes desarrollen un cáncer de pulmón (segunda causa después del tabaquismo). En este artículo te invito a conocer las pautas principales de su origen, detección y tratamiento.

El radón R222, es un gas noble que se produce por la desintegración radiactiva de los radioisótopos contenidos en las rocas y suelos de la corteza terrestre como parte del ciclo de desintegración del Uranio U238. Este proceso se denomina EMANACIÓN.

La mayor concentración de gas radón se produce en el subsuelo, exhalándose al exterior a partir de los poros de los materiales que lo conforman o de los intersticios del material dependientes de la granulometría que lo caracteriza. Los suelos con mayor potencialidad de emanación son principalmente los de naturaleza granítica, siendo los suelos fracturados (diaclasa natural) y muy fracturados (procesos de disgregación sobrevenidos) los que facilitan la mayor salida del gas debido al incremento de las superficies de emanación del gas. Al proceso de salida al exterior del gas se le conoce como EXHALACIÓN.

Sin embargo, desde el mes de octubre hasta mayo y muy especialmente en los meses del invierno, el nivel de saturación de los terrenos, es decir, la capacidad para admitir más agua y drenarla a capas inferiores o acuíferos, es mucho más limitada, quedando como únicas superficies “secas” y por lo tanto constitutivas de ser la mejor vía de salida al exterior para el gas, las que están ocupadas por las planas de los edificios. Es en estos momentos cuando surgen, con mayor incidencia, los flujos de radón hacia el interior de los inmuebles. Al proceso de entrada en el interior de un inmueble lo denominamos INMISIÓN y los mecanismos por los que accede al interior de los mismos pueden ser de dos tipos; ADVECCIÓN que viene determinado por las “filtraciones” directas debido a las fisuras, juntas, conductos de instalaciones y demás elementos que favorecen el “paso libre” del gas al interior y por DIFUSIÓN que es la capacidad de los gases para atravesar los cuerpos.

El dato que trasciende para poder dimensionar el potencial daño para la salud por la inmisión de gas radón es la CONCENTRACIÓN del gas en el interior del inmueble. Para ello empleamos generalmente la unidad compuesta Bq/m3 (Bq = Bequerelio, unidad de actividad radiactiva). En EE.UU se emplea habitualmente el pCi/l (pCi = picoCurio) existiendo una equivalencia entre ambas de 1 pCi/dm3 = 37 Bq/m3.

Existe otro factor cuya influencia es muy inferior a la que representa la inmisión de gas al interior de un inmueble que son los materiales de construcción que integran dicha edificación. Algunos investigadores cifran su influencia hasta en un 20% (Oficina de salud pública de Suiza, año 2000) aunque la realidad es que la tasa de aportación de gas radón del terreno frente a los materiales es de uno o dos órdenes de magnitud mayor, esto es, los terrenos se encuentran en tasas de 10-2 Bq/m2/s y los materiales en 10-4 Bq/m2/s.

Entonces, ¿dónde están los límites que garanticen la salud de nuestro hogar frente al radón?. La Unión Europea, en su directiva 2013/59/EURATOM, estableció como norma básica de seguridad para la protección contra los peligros derivados de la exposición a las radiaciones ionizantes, los límites de 200 Bq/m3 y 400 Bq/m3 para los edificios de nueva construcción y edificaciones existentes respectivamente.

En el año 2019 el CTE, Código Técnico de la Edificación, incorpora un Documento Básico de Salubridad BE-HS6 de protección frente al gas radón en el que se fija un nivel de referencia para el promedio anual de 300 Bq/m3, destacando la necesidad de incorporar a las edificaciones, tanto de obra nueva, como aquellas existentes en las que se amplie su planta, se realice un cambio de uso o la naturaleza de los trabajos de reforma permita un aumento de la protección frente al gas radón o alteren la protección inicial con la que cuentan, unos mecanismos tipificados según el enclave geográfico del municipio en donde actúe, catalogándose en niveles I y II los diferentes municipios de la geografía española con riesgo de inmisión de gas radón por la naturaleza de sus suelos.

No será de aplicación obligatoria en locales no habitables por considerarse recintos con baja tasa de permanencia así como en locales habitables que se encuentren separados de forma efectiva del terreno mediante espacios abiertos intermedios donde el nivel de ventilación sea similar al del ambiente exterior. Cabe resaltar en este punto que las cámaras sanitarias, tan habituales en la configuración arquitectónica de muchos inmuebles, no son válidas por el hecho de existir y “separar” la edificación del terreno pues en muchas ocasiones la ventilación de dichas cámaras, o es inexistente o está mal dimensionada.

Conocidos los límites españoles y sabedores de que las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) determinados en su “Manual sobre radón en interiores. Una perspectiva de salud pública” (2015), que señalan un nivel de concentración eficaz para la salud pública por debajo de los 100 Bq/m3, pudiendo alcanzarse valores de hasta 300 Bq/m3 en el caso de mitigaciones en viviendas existentes, así como otras normativas, americana o británica, en donde los valores son igualmente inferiores a los establecidos en nuestro país, debemos dar el paso de MEDIR las concentraciones en nuestro hogar o lugar de trabajo.

Para realizar una medición válida se emplean, habitualmente y con independencia de existir otros métodos fiables, unidades de muestreo basados en “medidores de trazas” que muestran tras un período determinado (generalmente entre 3 y 6 meses) las particulas depositadas en una película sensible que se revela mediante un proceso electroquímico.

Para la ubicación de estos medidores de trazas es importante tener presente las siguientes indicaciones (tomando como ejemplo una vivienda unifamiliar):

  • Ubicación en estancias: Generalmente las estancias en donde podemos observar las mayores concentraciones serán las que se encuentren bajo rasante (sótanos o semisótanos habitables) y sobre rasante en las 2 plantas más bajas del inmueble, siempre que en todas ellas existan locales habitables.
  • Situaremos un medidor o unidad de muestreo en la estancia escogida, situándolo a una altura entre 0,50 y 1,80 m sobre el nivel del suelo y a una distancia del paramento vertical más cercano de 30 cm, a ser posible con un radio de separación de cualquier otro objeto de, al menos, 10 cm. No deben colocarse junto a ventanas, radiadores o cualesquiera elementos que puedan alterar la medición.

Existen otros tipos de medidores, entre los que se encuentran los medidores en continuo que en el plazo de entre 7 a 10 días nos pueden prop0orcionar una información muy valiosa desde el punto de vista no sólo de las concentraciones medias alcanzadas sino también del comportamiento del gas a lo largo de cada jornada o influenciado por factores externos como los agentes atmosféricos, por lo que si esta medición se complementa con la toma de datos del entorno, las conclusiones relativas a la inmisión de gas en la vivienda puede conducir a soluciones de mitigación más precisas.

Bien, pues una vez tengamos las mediciones que determinan la necesidad de intervenir, surgen fundamentalmente 4 estrategias de mitigación:

  • Ventilación.
  • Presurización.
  • Despresurización.
  • Barreras anti-radón.

Y es aquí, con independencia de las exigencias normativas que en cada municipio se requieran según CTE-DB-HS6, es en dónde la profesionalidad, la experiencia y el conocimiento pormenorizado del inmueble serán capaces de obtener resultados satisfactorios para que los habitantes del mismo puedan disfrutar de la salud de un hogar con niveles óptimos de radón y en consecuencia preservar la suya.

Como conclusión, debo incidir en la necesidad de realizar un buen diagnóstico de las condiciones que ocasionan un nivel de inmisión de radón alto en el inmueble basado en la caracterización del estrato de terreno portante así como en las particularidades de las instalaciones que alberga y de los sistemas constructivos empleados ya que las “recetas” tienen , en todos los casos, particularidades que hacen único cada caso. Si estás interesado en conocer el estado de salud frente al radón de tu hogar, contacta con DBTTS.

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